Entrevista a John Willinsky, director de Public Knowledge Project para abrir la investigación al público. Por: Lluís Amiguet
¿Por qué se restringe el acceso a la investigación publicada?
Eso nos preguntamos cada día en Public Knowledge Project.
¿Para qué serviría abrirla?
Para que, por ejemplo, si usted enferma y su médico necesita ver lo último publicado sobre su enfermedad, no tenga que, como ahora, ir a la biblioteca de una universidad o pedir permiso por escrito a los autores para que le den acceso.
¿Si ese acceso a la publicación fuera libre, no se desincentivaría la investigación?
Al contrario, sería ponerla al servicio del público que la paga. Porque la mayoría de esa investigación, no lo olvide, está financiada por entes públicos que mantenemos entre todos con nuestros impuestos.
¿Y ahora hay que pagar para saber?
Ya hemos conseguido que el 50% de la investigación biomédica se edite en abierto y que cualquiera pueda consultarla por internet. Aún nos falta la otra mitad.
¿Pero la editorial no tiene derecho también a cobrar por sus servicios?
Claro que sí, pero sin cerrar el acceso. Son los grandes editores de revistas científicas los que se niegan a abandonar su viejo modelo de negocio, porque, créame, es muy productivo.
¿Tanto ganan esas editoriales publicando revistas especializadas científicas?
Springer, por ejemplo, logra márgenes de hasta un 40% sobre lo que invierte. Cobran miles de dólares a las bibliotecas por sus suscripciones. Y Elsevier raramente retribuye a los autores por los contenidos. Imagínese que los diarios no pagaran a sus autores.
Mejor no imaginarlo.
Y las bibliotecas universitarias van a seguir abonando fortunas por las suscripciones, porque sus investigadores y estudiantes no llegan a ningún sitio si no publican en una de esas revistas científicas. Y así cierran el acceso a los demás que quieren consultarlas.
¿Y qué proponen ustedes?
Que las bibliotecas paguen a esas editoriales, pero sólo algo proporcional a su servicio.
¿Cuánto es eso?
Esa es la discusión y está abierta, pero lo que no es aceptable en ningún caso es que cierren el acceso al público. Quien quiera saber no debe tener que pagar.
¿Quién pagará a las editoriales entonces?
La UE y otras administraciones deberían subvencionar las suscripciones de las bibliotecas a esas editoriales científicas.
No siempre el acceso al saber fue libre.
Pero hoy la inquisición a la difunsión de la investigación es el ansia de beneficio, el dinero. Y ese médico suyo que quiere consultar lo último sobre su enfermedad se queda sin acceder a la revista y usted puede morir por ello.
¿Cómo cree que se financiará el trabajo de editar y publicar en la era digital?
Sin duda la respuesta es la suscripción. Una suscripción razonable por una pequeña cantidad. Por eso, los editores tienen que convencer a los potenciales suscriptores de que vale la pena pagarles para que sigan creándolo.
El peligro es que hoy la copia y difusión de cualquier contenido sale gratis.
El debate debería estar en cuánto es una cantidad razonable para suscribirse; pero en ningún caso la alternativa debe ser cerrar el acceso de los investigadores al trabajo de otros. La suscripción, insisto, la pueden pagar instituciones públicas.
Pero las editoriales de prestigio lo son porque pagan a un equipo de editores.
Los investigadores de comités científicos y de selección de artículos en realidad trabajan por asociarse al prestigio de la publicación. Si les dan algo, es muy poquito. Además, ya están empleados y cobran de otros organismos.
¿Quiénes son los que aprovechan el negocio de cobrar por acceder a la ciencia?
Las cinco grandes editoriales científicas: Elsevier, Springer, Willey-Blackwell, Taylor&Francis y Sage controlan un 70% de toda la investigación que se publica en el mundo. Son alrededor de 50.000 revistas científicas.
¿No les salen competidores al abaratarse la edición y reproducción digitales?
Esa es una de nuestras esperanzas. Por eso, estamos facilitando software de publicación a decenas de publicaciones para que se animen a romper ese monopolio de facto. Queremos crear un mercado competitivo que abarate la suscripción y facilite el acceso.
¿Quiénes son ustedes?
Fundé Public Knowledge Project para ayudar a todos los investigadores a publicar su propio trabajo y crear sus propios comités de selección y revisión sin necesidad de depender de editoriales que han convertido la difusión de la ciencia en un negocio.
¿Dónde?
En todo el mundo más de 10.000 publicaciones científicas usan ya nuestro software, y sólo en Catalunya son ya más de 500.
¿Qué dicen los grandes editores?
Hace diez años nos advertían que liberar el acceso a las publicaciones científicas las arruinaría. Hoy ya quieren pactar, pero con sus condiciones. Y sus precios.
¿Por qué se ha metido usted en esto?
Porque soy pedagogo y profesor. Soy canadiense y he dedicado mi vida a defender el acceso de todos a la educación. Y es igual de necesario que todos puedan beneficiarse de los descubrimientos de la ciencia.
Fuente consultada: https://www.lavanguardia.com/lacontra/20180820/451381751987/hoy-la-inquisicion-en-ciencia-es-el-ansia-de-beneficio.html