El 4 de septiembre de 2018, aún con espíritu de verano, un grupo de 11 importantes agencias que financian la investigación lanzaron, con el apoyo de la Comisión Europea y de la European Research Council (ERC) la Coalition S, un grupo para impulsar el Plan S. Un plan de 10 puntos cuyo objetivo es forzar para que el acceso abierto sea una realidad en 2020. Hartos de los lentos avances sobre acceso abierto debido, principalmente, a la falta de cultura entre muchos investigadores, pero también a las estrategias de las grandes editoriales para seguir manteniendo un negocio escandalosamente lucrativo, el Plan S intenta poner topes a los APC (Article Processing Costs) de las revistas y acabar con las revistas híbridas. Los diez puntos del Plan S es un torpedo a la línea de flotación de las editoriales, de las grandes y, lo peor, de las pequeñas también.
Las editoriales reaccionaron de forma airada, como no podía ser de otra forma, y se hacen eco de la opinión de algunos investigadores que alegan que no se les puede obligar a publicar en ciertas revistas o dicho de otra forma, que no se les puede prohibir publicar en revistas de prestigio que no abogen por el acceso libre o que tengan los APC’s que quieran o publiquen algunos artículos en APC y otros en libre acceso. Veremos qué pasa pero… parece que el libre mercado manda ¿no? Así pues, quién paga manda y si las agencias de financiación pagan… pues mandarán. Veremos hasta donde llega la lucha de los lobbies.
Por ahora, Wellcome Trust y la Gates Foundation parecen seguir los mismos principios del Plan S y el 5 de noviembre de 2018 se han adherido al Plan S. En Estados Unidos ni en Australia algunas de las importantes agencias que financian la investigación están en pleno proceso de revisar sus políticas de acceso abierto y de datos de investigación. Hasta donde llegarán es todavía una incógnita, se verá.
Y esto coincide con la pelea entre Alemania y Elsevier por el proyecto DEAL, el intento de las autoridades alemanes por tener una licencia nacional para el acceso a los contenidos de Elsevier, en donde Elsevier debe poner toda la literatura científica alemana en acceso abierto y en el que todas las bibliotecas alemanas deberían tener acceso libre a cambio de un precio justo, con el fin de abaratar los costes que Elsevier está suponiendo para muchas bibliotecas.
No son los únicos frentes abiertos por Elsevier. En Suecia, además de estar en una situación parecida a Alemania, las denuncias de Elsevier a algunos proveedores de Internet para que bloqueen el acceso a sitios como Sci-Hub o Libgen (sitios para acceder a artículos de forma gratuita aunque tengan derechos) se ha encontrado con las respuestas de los proveedores. Han bloqueado el acceso a los sitios denunciados por Elsevier, pero también redirigiendo los accesos a Elsevier a una página intermedia en donde se denuncia la política y las actitudes de Elsevier, malo para la imagen.